
01 Ago Los guisantes
Los guisantes son una excelente fuente de proteína vegetal, vitaminas y minerales.
El guisante o Pisum sativum pertenece, como la lenteja o la soja, a la familia de las leguminosas. Al igual que otras legumbres, parece que la historia de su consumo es milenaria. Según algunos estudios arqueológicos podría tener más de diez mil años y sus orígenes se ubicarían entre la India y Turquía.
El guisante es una planta trepadora que puede llegar a medir más de un metro. En sus curiosas vainas se encuentran las semillas, la parte comestible. Su momento óptimo se encuentra en la primavera, de marzo a junio.
Las propiedades del guisante:
A medio camino entre las verduras y las legumbres, los guisantes son vegetales frescos que se pueden tomar crudos y contienen una elevada concentración de vitaminas, enzimas y antioxidantes.
Vitaminas en abundancia
Con 150 g se cubren dos tercios de las necesidades diarias de las vitaminas C y K y casi el 10% de vitamina A.
Destacan especialmente en vitamina B1, lo cual influye en el buen estado de ánimo. 200 gramos de guisantes cubren las dos terceras partes de la cantidad diaria recomendada.
Minerales importantes
En cuanto a los minerales, 150 g completan la cuarta parte de las necesidades de hierro, la quinta de las de fósforo y la sexta de las de magnesio.
Hidratos de carbono y proteínas
Al ser una legumbre, contiene un índice de proteínas tres o cuatro veces superior al de las hortalizas frescas, pero estas son a su vez más ligeras y digestivas que las de las lentejas o los garbanzos secos.
Su proporción casi alcanza el 6%, más elevada que la de las judías verdes (2,4%), pues estas se comen con la vaina, e inferior a la de las legumbres secas, que rondan el 20%. Destaca la lisina, aminoácido que se complementa bien con los de los cereales como arroz o pasta y los de los frutos secos.
El guisante es también una de las legumbres con más aporte de carbohidratos, concretamente de azúcares solubles.
Esto sucede sobre todo en los guisantes frescos recién recolectados, porque con el tiempo, los azúcares solubles se van transformando en almidón. Es una de las razones por las que a menudo resultan más dulces y agradables al paladar los congelados que los frescos, si no están recién recogidos.